Y finalmente se pudo realizar: una escapadita de la sociedad, no tan lejos, no muy cerca, allí en las alturas máximas de nuestra querida provincia de Buenos Aires.
Pensado, propuesto y organizado por nuestro equipo; nos fuimos a disfrutar del fin de semana largo al partido de Tornquist, en el sur de la provincia.
Partimos el jueves 24 de mayo por la tardecita/noche, para rutear unos 600 km nocturnos, realizando alguna parada de descanso y abastecimiento, antes de nuestro destino.
Viernes 25
Pese a las demoras producidas por los intermitentes cortes de ruta, rotonda y caminos por obras que parecen nuca terminarse de arreglar; para las 9 am estábamos registrándonos en la Estancia Funke.
Allí pudimos empezar a respirar ese aire distinto: limpio, implacable, regenerativo para nuestros alvéolos pulmonares, estimulante para el anima.
(Re) Armamos las mochilas unos kilometros mas adelante y emprendimos una linda camita en una hermosa mañana otoñal. El espeso verde del pastizal, el sonido del arroyo que acompaña y la fisonomía de las Sierras de Ventania dan forma a las primeras horas de caminata.
Paramos a almorzar en la falda del cerro, a metros del Arroyo del Aguila, justo donde inicia el ascenso mas pesado de todo el trayecto. Nos dimos una buena panzada con las milanesas hechas por Ceci y unas empanadas tucumanas elaboradas por Romi que, entre palabras que van y vienen, nos arrebataron el mediodía a cambio de una buena reposición de fuerzas.
Cruzar el bosque de pinos es siempre un placer: colores, olores y formas únicas e impensadas cuando se entra en razón. Nos tomamos bastante tiempo para subir, paramos varias veces a descansar y disfrutar del día.
La geografía del lugar invita a pensar e imaginar como habrá sido aquel sistema cuando, 300 millones de años atrás, conformaba los picos mas altos del planeta. Transitar por tierras y pedreros que alguna vez abrazaron las nubes y acariciaron estrellas, es un viaje mágico en la cabecita de cualquier niño, por no mencionar la multitud de sensaciones que causan al no tan niño.
Hacia la media tarde llegamos a Los Corrales, estructura armada en una especie de collado -que ya no es-, acobijado por curvas interminables de rocas partidas hasta el cansancio.
Y es allí donde montamos nuestro campamento.
La primera noche tuvimos ráfagas de viento de 40 km/h y hasta los 50 km/h. que, para quienes no están acostumbrados a estos climas, es toda una aventura de experimentar. La temperatura habia descendido hasta los 4°C así que es presumible que la sensación termica estuviese bastante por debajo. De todas maneras, el cielo estaba despejado y las estrellas se mostraron muy cercanas.
Sabado 26
Nos despertamos temprano, pensando en las posibles actividades de la jornada. Decidimos intentar el ascenso al Co. Tres Picos y pasar por la Cueva de los Guanacos. armamos una sola mochila con la comida y suficiente agua para toda la jornada.
Hicimos un treeking muy tranquilo, ya no había viento y la jornada se despejaba aun mejor de lo previsto por el servicio meteorológico. Prácticamente no había nubes al mediodía, hora en la que llegamos al collado de los tres picos.
Decidimos almorzar allí, para no tener que lidiar con el viento de la cumbre. Desde allí observamos las decenas de personas que se aprestaron hacia la cima que, como si de un fácil acceso se tratase, le dio paso a una pareja de abuelos con su perro mascota de acompañante.
Vista del sistema de Sierras Ventania, desde la cumbre del Co. Tres Picos.
Luego de la cumbre decidimos ir hacia el pico mas bajo. Desde allí se puede apreciar mejor la formación geológica del cordón mas al sur.
Cerca de las 15 hs decidimos emprender la bajada, para hacer a tiempo para conocer la Cueva de los Guanacos. Además, allí debiamos recargar agua para el resto de la jornada y el día siguiente.
Cueva de los Guanacos
Tuvimos que bajar hasta el arroyo para cargar agua pues, la tradicional cascadita que se forma al costado, disponía de unas pocas gotas.
El regreso nos acompaño con otro hermoso atardecer, ya sin viento, y con la alegria de haber podido realizar todo lo esperado.
Nos cruzamos con mucha gente que ya emprendía la vuelta a la estancia. Tal vez porque el clima no era el esperado, tal vez en búsqueda de mayor comodidad.
Nosotros volvimos al campamento, tomamos unos mates con galletitas y terminamos de saborear la tarde.
Luego cocinamos unas sopas para mantener la temperatura, antes de comer un buen plato de fideos con atún.
Domingo 27
Esta vez se durmió un poco mas y mejor, dada la ausencia de viento y la cantidad de actividad del sábado. Quienes se despertaron temprano, tuvieron oportunidad de observar un par de guanacos en la cercanía del arroyo.
Luego del desayuno nos dispusimos a realizar un poco de rappel y escalada en una parecita de 7 metros que estaba cercana al campamento.
Fue una mañana muy divertida y el cierre de una escapada distinta que, pese al esfuerzo que requiere la actividad, es descontracturante de cara a los desafíos que no prersenta la cotidianidad.
Dejamos unas fotos y videos para el final, algunos están difusos por un hongo en el centro del lente de la cámara.
Esperamos haya sido de su agrado, los invitamos a ser parte y los esperamos en la próxima aventura!.
¡A quitarse el miedo!
¡Bailecito cumbrero!
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